En un giro significativo en la política sudafricana, el Congreso Nacional Africano (ANC), que ha mantenido el poder durante tres décadas, ha declarado que no reemplazará al presidente Cyril Ramaphosa para formar una coalición gubernamental. Tras las recientes elecciones, los resultados preliminares indican que el ANC no logró mantener su mayoría absoluta, cayendo al 40% del apoyo, lo que los obliga a buscar alianzas para gobernar. Fikile Mbalula, secretario general del ANC, admitió errores en la gobernanza, pero reafirmó el compromiso del partido con el liderazgo de Ramaphosa, a pesar de la presión de algunos posibles socios de coalición y facciones internas que cuestionan su continuidad. Mbalula insistió en que cualquier coalición liderada por el ANC debe reflejar la voluntad del pueblo y ser capaz de gobernar efectivamente, manteniendo a Ramaphosa en la presidencia. La pérdida de la mayoría del ANC se debe en gran parte a la creciente frustración de los votantes con el desempleo, la desigualdad y los apagones continuos que afectan al país. Además, la corrupción endémica bajo el liderazgo anterior de Jacob Zuma ha erosionado la popularidad del partido, dejando espacio para que otros partidos como el Alianza Democrática (DA) y los Combatientes por la Libertad Económica (EFF) ganen terreno. En contraste, siete partidos de oposición han formado un pacto, conocido como la Carta Multipartidaria para Sudáfrica, con el objetivo de desbancar al ANC en caso de que no logre formar un gobierno mayoritario. Este grupo, que incluye a la DA y otros partidos más pequeños, busca ofrecer una alternativa de gobierno para abordar los desafíos del país de manera más efectiva. A pesar de la adversidad, el ANC sigue siendo el partido más grande en términos de apoyo electoral, lo que le da cierta ventaja en las negociaciones para formar una coalición. Sin embargo, la situación sigue siendo volátil y el futuro de Ramaphosa y del ANC en el poder depende de las próximas semanas de negociaciones intensas y posibles alianzas estratégicas.