Nexo Mundial
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2 minutos
El Pavo Real y el Grajo Lecciones de Vanidad y Humildad
2024-07-03

Había una vez en un frondoso bosque, un pavo real que era la envidia de todos los aves del lugar. Sus plumas brillaban con todos los colores del arcoíris, y su cola esplendorosa era un espectáculo digno de admiración. Sin embargo, este pavo real era extremadamente vanidoso y no perdía oportunidad de mostrar su belleza, despreciando a las otras aves por sus plumajes menos vistosos.

Entre los habitantes del bosque, vivía un grajo modesto de plumas negras y grises. Aunque el grajo era inteligente y astuto, a menudo se sentía menospreciado y olvidado, especialmente en presencia del brillante pavo real. Observando la admiración que los demás tenían por el pavo real, el grajo concibió un plan para mejorar su propia estatura entre la comunidad del bosque.

Un día, después de una fuerte lluvia que desplumó algunas de las brillantes plumas del pavo real, el grajo recogió estas plumas y meticulosamente las pegó entre las suyas. Confiado y transformado, el grajo se paseó por el bosque, esperando ser adorado igual que el pavo real. Sin embargo, su nueva apariencia provocó risas y burlas entre las otras aves, no solo por su vano intento de imitación, sino también por la obvia artificialidad de su decorado.

El pavo real, al ver al grajo disfrazado, no pudo contener su risa. “Mira al pobre grajo, tratando de emular mi grandeza. ¡Qué espectáculo más patético!”, exclamó con desdén. Pero en ese momento, la vieja lechuza, sabia y respetada, intervino con su voz serena pero firme.

”¿Por qué te burlas, pavo real?”, preguntó la lechuza. “¿Acaso no ves que tu vanidad ha inspirado esta triste farsa? Tú, que has sido bendecido con tal belleza, deberías ser el primero en mostrar humildad y compasión hacia los demás.”

Las palabras de la lechuza resonaron en el claro del bosque, y por primera vez, el pavo real se sintió avergonzado de su comportamiento. Reflexionando sobre sus acciones, comprendió que su vanidad no solo había alienado a los demás, sino que también había fomentado la inseguridad y la falsedad.

Por su parte, el grajo, al ver la reacción de las otras aves y escuchar las palabras de la lechuza, se dio cuenta de su error. Con humildad, se despojó de las plumas ajenas y se acercó al pavo real. “He aprendido mi lección”, dijo el grajo. “No necesito ser alguien que no soy para ser valorado.”

Desde ese día, el pavo real y el grajo aprendieron a respetarse mutuamente. El pavo real moderó su orgullo y el grajo ganó confianza en su ingenio y carácter natural. Juntos, enseñaron a los demás habitantes del bosque que la verdadera belleza y valor no reside en la apariencia externa, sino en la autenticidad y el respeto mutuo.

Moraleja#

La vanidad puede cegar, pero la humildad ilumina el camino hacia el respeto y la verdadera autoaceptación.

Este cuento ha terminado.

El Pavo Real y el Grajo Lecciones de Vanidad y Humildad
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Auto
Nexo Mundial
Publicado
2024-07-03