Una hormiga y una mosca disputaban sobre quién valía más. Alegaba la mosca:
—¿Cómo puedes soñar siquiera en compararte conmigo? ¿Acaso no me ves cómo vuelo, y la infinidad de cosas que hago? Entro en todas partes, incluso en los palacios y las mansiones reales; saboreo las viandas antes que sus propios dueños; me poso en la cabeza del rey; beso las flores más bellas; y como si esto fuera poco, disfruto, sin trabajar, de lo mejor que da el mundo. ¿Quieres decirme, villana, de qué prerrogativas semejantes disfrutas tú?
—Cierto —repuso airada la hormiga— que es privilegio único asistir a los banquetes reales, con tal, eso sí, que a ellos se llegue en calidad de invitado, no como intruso. Y escucha esto más, vacua y presuntuosa: frecuentas los palacios y las mansiones reales, pero furtivamente, pues tardan más en descubrirte que en devolverte a la calle. Lo del rey es una irreverencia y pinta tu baja calidad… ¡Imagínate superior a mí!… Pero hay algo peor: llegado el invierno, ¿qué te ocurre? ¿Qué te ocurre a ti mientras yo tengo segura la comida y todo lo que basta para vivir con decoro? Tú, desdichada, tras de comer estiércol (¡no; no me digas que no, porque yo te he visto!), tras de comer estiércol, lo digo otra vez, vas a pegarte en las paredes donde muere el último rayo de sol. Y luego, al venir las heladas, si no te caes muerta de hambre, te mata el frío. ¡Claro que no trabajas tú y sí trabajo yo! Esa es la gran diferencia. ¡Anda! ¡Anda! ¿Por qué callas ahora?
Vocabulario
- Precavida: cautelosa, prevenida.
- Prerrogativas: privilegios, consideraciones.
- Incuso: también.
- Furtivamente: a escondidas.
Este cuento ha terminado.